El verano ya esta aquí y la música se llena de alegría y buenas intenciones a pie de calle.
El sábado en la Pérgola del Campo Grande, ese parque tan amado por Miguel Delibes, los pavos se engalanaron para acoger otra nueva edición del Véral.
El colectivo Laika volvió a regalarnos una fiesta por todo lo alto y junto a Remate en la librería Margen cantando a los más pequeños y al tan esperado Nacho Umbert en el Patio Herreriano, la tarde comenzó con los ya no tan locales Diploide. Los abanderados del hip-hop más peculiar hecho a orillas del Pisuerga acababan de llegar del Primavera Sound Festival y tras ellos la gente se fue amontonando poco a poco para recibir a los Punsetes, que no dejaron indiferente a nadie. La inmutable Adriana y los suyos ofrecieron una buena muestra de su repertorio más coreado y dieron paso a unos más reflexivos Cuchillo. Los dos catalanes acariciaron tranquilamente el anochecer con una fórmula más experimental, a lo que el público no suele estar tan acostumbrado. Finalmente desde las costas gallegas más bizarras del indie nacional, unos escandalosos interrumpieron el sueño de las criaturas, que pueblan el Campogrande para soltar decibelios a punta pala haciendo patentes los problemillas de sonido que acompañaron la jornada.
Así entre dulces estruendos cerraron Triángulo de Amor Bizarro, otra edición más del Véral y esperamos que siga habiendo muchas más.